1. Funciones técnicas de los lubricantes de maquinado
Los fluidos de corte cumplen tres funciones esenciales: refrigeración (extraen calor del filo y la zona de corte), lubricación (reducen fricción y esfuerzo de corte) y evacuación de virutas (facilitan el flujo y evitan soldaduras en el filo). Además aportan protección anticorrosiva y mejoran el acabado superficial, reduciendo rebabas y necesidad de rectificado posterior.
2. Clasificación y propiedades principales
2.1 Aceites emulsionables (solubles)
- Forman emulsiones agua‑aceite (aspecto lechoso o traslúcido).
- Ventaja: excelente capacidad refrigerante; menor coste por volumen.
- Limitación: requieren control microbiológico y filtrado; menor lubricidad que aceites plenos.
2.2 Aceites puros (directos)
- Aceites minerales, sintéticos o mezclas con grasas animales/vegetales.
- Ventaja: alta lubricidad y película límite; indicados para operaciones de baja velocidad y corte severo.
- Limitación: menor capacidad de enfriamiento; manejo y limpieza más exigentes.
Selección práctica: para taladrado profundo y rectificado priorizar emulsiones por refrigeración; para roscado, torneado de aceros tenaces preferir aceites con aditivos EP (extrema presión).
3. Formulación y ejemplos prácticos
- Fórmula básica emulsionable (ejemplo tradicional):
- Vaselina líquida ligera 290 cc
- Agua pura 205 cc
- Aceite rojo 90 cc
- Soda cáustica 10 g Preparación: disolver la soda en agua; mezclar aceites; incorporar lentamente la solución acuosa con agitación hasta obtener emulsión estable (aspecto lechoso). Precaución: manipular la soda con EPP y neutralizar derrames.
- Composición para aceite de corte (clásico): aceite mineral ligero + 15–30 % grasa animal (cerdo) según operación; controlar ácidos grasos libres < 5 % para evitar corrosión y humos.
Nota: hoy se prefieren formulaciones sintéticas y semisintéticas por estabilidad microbiológica y menor olor.
4. Métodos de aplicación
- Flood (inundación): caudal alto, máxima refrigeración; ideal para fresado y taladrado.
- Spray / nebulización: menor consumo, buena penetración en el filo; requiere control de niebla y ventilación.
- Through‑tool (por interior de herramienta): entrega directa al filo; reduce consumo y mejora evacuación de virutas.
- Brocha o goteo: para operaciones manuales o roscado puntual.
5. Control de calidad y mantenimiento del fluido
- Concentración de emulsión: medir con refractómetro; mantener según ficha técnica (p. ej. 5–8 %).
- pH: mantener en rango recomendado (evitar corrosión y proliferación bacteriana).
- Filtrado y separación de tramp oil: trampas y centrifugado para eliminar aceites libres y partículas.
- Biocontrol: programas de biocidas y limpieza de tanques; evitar olores y degradación.
- Análisis periódico: turbidez, contenido de sólidos y índice de acidez.
6. Seguridad, salud y medio ambiente
- EPP obligatorio: guantes resistentes, gafas y protección respiratoria ante nieblas.
- Manejo de álcalis (soda cáustica): riesgo de quemaduras; neutralizar y disponer según normativa.
- Eliminación: residuos y emulsiones agotadas deben tratarse como efluentes industriales; priorizar reciclaje y separación de fases.
7. Recomendaciones para talleres y emprendimientos
- Empezar con emulsiones comerciales estables y sistemas de filtrado simples.
- Documentar parámetros: concentración, pH, fecha de carga y cambios.
- Capacitar al personal en manejo seguro y detección de contaminación.
- Evaluar coste total: consumo, tratamiento de efluentes y vida útil del fluido; a menudo los sintéticos reducen coste operativo a largo plazo.
Conclusión
Un programa de lubricación para maquinado bien diseñado combina elección correcta del fluido, método de aplicación adecuado y control riguroso de la emulsión. Estas prácticas reducen desgaste, mejoran acabado y optimizan costos operativos, convirtiendo al lubricante en un insumo estratégico para la productividad del taller.