Electricidad industrial

Introducción

La electricidad transformó la industria y la vida cotidiana desde los experimentos pioneros hasta las fábricas automatizadas actuales. Más que una curiosidad científica, la conducción eléctrica es la columna vertebral de la producción moderna: motores, controladores, iluminación, comunicaciones y automatismos dependen de ella. Entender sus tipos, riesgos y controles es imprescindible para cualquier responsable de planta, técnico o trabajador que interactúe con instalaciones eléctricas.

Tipos de electricidad

Electricidad atmosférica La manifestación más extrema es el rayo: una descarga de enorme energía entre nubes y tierra que ocurre en fracciones de segundo. Sus efectos sobre las personas y las estructuras son térmicos, mecánicos, eléctricos y neurológicos, por lo que la protección contra descargas atmosféricas (pararrayos, puesta a tierra y procedimientos de trabajo en tormenta) es crítica en actividades al aire libre.

Electricidad doméstica Es la que alimenta hogares y pequeños talleres: tensiones y corrientes relativamente bajas pero suficientes para causar incendios o lesiones si no se respetan normas básicas. En el ámbito doméstico también se desarrollan emprendimientos que requieren conocimientos de seguridad eléctrica para escalar a procesos industriales.

Electricidad industrial Se refiere al uso de energía eléctrica en instalaciones de mayor potencia y complejidad: motores trifásicos, transformadores, tableros de distribución, variadores de frecuencia, sistemas de control y automatización. Sus características incluyen mayores tensiones, corrientes y la necesidad de coordinación entre protección, puesta a tierra y mantenimiento.

Electricidad industrial y automatización

La llegada de la electricidad permitió la automatización de procesos: desde motores que sustituyeron trabajo manual hasta PLCs, sensores y robots que ejecutan tareas repetitivas con precisión. La automatización industrial no busca eliminar al operario, sino potenciar su capacidad: reduce errores humanos, mejora la repetibilidad y facilita el control de calidad. Sin embargo, la mayor complejidad exige una gobernanza técnica: diseño de redes, selección de protecciones, segregación IT/OT y planes de mantenimiento que garanticen continuidad y seguridad.

Riesgos, efectos sobre la salud y primeros auxilios generales

Riesgos principales

  • Contacto directo con conductores vivos: electrocución, quemaduras y paro cardíaco.
  • Arcos eléctricos y explosiones en presencia de polvo o gases inflamables.
  • Sobrecargas y cortocircuitos que provocan incendios.
  • Caídas y traumatismos por pérdida de control tras una descarga.
  • Efectos crónicos por exposición a campos eléctricos o a humos de procesos.

Efectos sobre la salud La corriente eléctrica puede producir quemaduras térmicas, daño neurológico, alteraciones respiratorias y circulatorias, y efectos oculares. La severidad depende de la magnitud de la corriente, la trayectoria a través del cuerpo, la duración del contacto y las condiciones (humedad, estado de la piel).

Primeros auxilios generales

  • Asegurar la escena: no tocar a la víctima mientras permanezca en contacto con la fuente. Aislar la fuente de energía o usar un objeto no conductor para separar al accidentado.
  • Solicitar ayuda profesional: activar los servicios de emergencia y notificar al responsable de seguridad.
  • Evaluar y estabilizar: si la víctima está libre de la fuente y es seguro acercarse, comprobar respiración y pulso; iniciar maniobras de soporte vital solo si se está entrenado.
  • Tratar quemaduras: enfriar con agua limpia y tibia, cubrir con apósito limpio; no aplicar ungüentos caseros ni reventar ampollas.
  • Registrar y reportar: documentar el incidente, condiciones y medidas tomadas para análisis posterior.

Nota importante: las indicaciones anteriores son orientativas. La atención médica profesional y la formación certificada en primeros auxilios y RCP son imprescindibles para una respuesta segura y eficaz.

Prevención y medidas de seguridad en planta

Diseño y protección

  • Puesta a tierra y equipotencialidad: reducir diferencias de potencial y desviar corrientes de falla.
  • Protecciones eléctricas: interruptores automáticos, fusibles, relés de sobrecorriente y dispositivos de protección diferencial.
  • Barreras y resguardos: impedir el acceso a partes vivas y zonas de arco.
  • Selección adecuada de equipos: grado de protección IP, aislamiento térmico y capacidad de ruptura acorde a la instalación.

Procedimientos y mantenimiento

  • Bloqueo y etiquetado (LOTO): procedimientos formales para asegurar que equipos estén desenergizados antes de intervenir.
  • Inspecciones periódicas: termografías, pruebas de aislamiento, verificación de conexiones y mantenimiento preventivo de tableros y motores.
  • Gestión de cambios: evaluar riesgos antes de modificar circuitos o añadir equipos.

Formación y cultura

  • Capacitación obligatoria para operadores y personal de mantenimiento en riesgos eléctricos, uso de EPP y procedimientos de trabajo seguro.
  • Simulacros y auditorías para mantener la respuesta ante emergencias y la adherencia a protocolos.
  • EPP específico: guantes dieléctricos, calzado aislante, protección facial contra arco, ropa ignífuga y herramientas aisladas.

Control de energías auxiliares

  • Control de fuentes no eléctricas (neumática, hidráulica) durante intervenciones para evitar movimientos inesperados.
  • Gestión de energías almacenadas: condensadores, baterías y acumuladores deben descargarse y asegurarse antes de trabajar.

Conclusión

La electricidad industrial es una fuerza habilitadora de la producción moderna, pero también una fuente de riesgo si no se gestiona con rigor técnico y cultural. La combinación de buen diseño, protecciones adecuadas, mantenimiento preventivo, procedimientos LOTO y formación continua reduce significativamente incidentes y protege vidas. Invertir en seguridad eléctrica no solo cumple con obligaciones legales y éticas, sino que mejora la disponibilidad operativa y la eficiencia de la planta. La meta es clara: domesticar la energía para que trabaje a favor de las personas y de la producción, no en su contra.

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